Víctor Terán es el seudónimo del C. Víctor Hernández López, originario de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, México, quien nació un 20 de abril del año de 1958. Es profesor de enseñanza media. Actualmente trabaja como Asesor Técnico pedagógico de la Jefatura de Sector de Escuelas Secundarias Técnicas del Istmo Oaxaqueño.
Inicia a escribir en su lengua madre desde los 15 años y es hasta el año de 1986 que publica su primer poemario: Diidxa' Xieeñee - Palabras Descalzas, editado por la Casa de la Cultura de Juchitán y la Casa de la Cultura de la ciudad de Oaxaca; luego fue becario del Programa de Apoyo para Escritores en Lenguas Indígenas del FONCA en los años 1993, 1998 y 2005; con estos apoyos, escribe y publica los libros: Yuuba’ xtí’ Guendarusaana (El dolor del abandono), publicada por Praxis en 1995; Xpacaanda’ Cha’ba’ (El Sueño del Flojo), publicada por Escritores en Lenguas Indígenas, A. C. y la UNESCO, 2000; y el libro de anécdotas jocosas del istmo, Ti gunaa qui runa (Una Mujer Necia) publicada por la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Oaxaca y la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas del CONACULTA, 2006. También tiene publicado los libros de poesía: Sica ti Gubidxa Cubi (Como un sol nuevo), en Editorial Diana, 1994; Ca Guichi Xtí’ Guendaranaxhii (Las Espinas del Amor), con las casas editoras Praxis y CONACULTA en el año 2003; el libro Poems (Diidxado'), traducido por David Shook y publicado por Poetry Translation Centre, Londres, 2010; el libro: The Spines of Love, traducido por David Shook y publicado en New York por Restless Books, 2014.
En revistas sus poemas han aparecido en: Agenda, Hayden’s Ferry Review; Poetry; World Literature Today; Oxford Magazine, ASH, Tierra Adentro; Guchachi’ Reza (Iguana rajada); Blanco Móvil; Hojas de Utopía; Iguanazul; Generación, y en muchas otras.
Ha sido antologado en: Escritores Indígenas Actuales I, Fondo Editorial Tierra Adentro, 1992; La Flor de la Palabra, UNAM, 1999; Reversible Monuments, Copper Canyon Press, 2002; La Voz Profunda, Joaquín Mortiz, 2004; Voci di Antiche Radici, 2005, en Trieste Italia; Words of the trae peoples - Palabras de los Seres Verdaderos, Volumen 2, poesía, por la Universidad de Texas, 2005; La Parola Antica, Edizioni dell’Orso, 2010; Cartografía de la Literatura Oaxaqueña Actual, Almadía 2012; y, Escribe Contra la Impunidad, Pen Internacional, 2012.
De 1999 a 2003 fue asesor y miembro del jurado dictaminador de las becas del Programa de Apoyo para Escritores en Lenguas Indígenas del FONCA. Participó también en los Encuentros nacionales de escritores en lenguas indígenas desde San Cristóbal de las Casas, hasta la constitución de
Recientemente participó con David Huerta y Coral Bracho en el Tour de poetas mexicanos, primavera 2010, en el Reino Unido, realizando lecturas en el Instituto Cervantes y el Centro Southbank de Londres, y en Leeds, Oxford, Manchester, Glasgow y Edimburgo.
Tiene actualmente seis libros inéditos, uno de relatos breves de humor (Ruaa didi - El bocón), el libro: 40 Poetas del mundo traducidos al zapoteco (40 Binnihuezá’diidxa’ bibi’xhi’ diidxazá), otro de nombres de personas en zapoteco (La binni diidxazá – Nombres propios en zapoteco), un libro de poemas, cuentos y adivinanzas para niños (Laquite, lagu’nda’ – Juguemos, cantemos), una antología de poemas en zapoteco de autores juchitecos (Diidxado’ bidopa - Antología de poemas), y, una antología de cuentos zapotecos de autores juchitecos (Diidxaguca’ bidopa – Antología de cuentos).
Publicada en The Ofi Press #49.
1. ¿Qué rol tiene la ascendencia (su origen zapoteca) en su obra literaria?
El mismo rol que juega la cultura y la historia de cada nación en el quehacer de su escritor o artista. Un francés o inglés escribirá desde su mundo interior y exterior para gozo de su mundo o disfrute de otros mundos. Porque cada cultura es un mundo, una manera de entender y expresar la vida. Por eso es tan importante no dejar morir ninguna lengua, por más minoritaria que sea, porque cada lengua o idioma que se pierde, empobrecen todos los pueblos del mundo, puesto que pierden una manera distinta de ser y de hacer vida en la tierra.
Yo nací con el idioma zapoteco, aprendí el español en la escuela primaria, es decir, después de los seis años de edad, por eso, cuando me nació escribir, allá por los catorce o quince años, lo hice en la lengua que yo dominaba, el zapoteco. Mis amigos y familiares me reclamaban que por qué no escribía en español, creían que no iba trascender en el mundo como escritor en una lengua de medio millón de hablantes. Recuerdo que les alegaba que yo no buscaba la fama, sino expresar mi sensibilidad o mi emoción ante la belleza de la vida. Fue en la época cuando Carlos Montemayor, Natalio Hernández, Víctor de la Cruz, Jacinto Arias e Irineo Rojas promovían encuentros de escritores en lenguas indígenas que culminó con la creación en 1993 de la Casa de los Escritores en Lenguas Indígenas.
Lo que escribo, entonces, retrata o procura retratar una imagen, un hecho, un sentimiento singular, desde lo que soy, como hijo de mi historia y cultura. Desde luego que procuro traducir mis poemas al español, que es mi segunda lengua, para ampliar mis posibilidades de ser leído por un número mayor de personas.
2. ¿Cree que el internet ha hecho un cambio útil en cómo se lee y se publica la poesía?
Un cambio muy grande y provechoso de comunicación que con los medios impresos difícilmente se podría obtener.
En mi caso, el internet, además de facilitarme la lectura diaria de periódicos, revistas y libros, que difícilmente podría realizar con mi salario de maestro mexicano de enseñanza media, me posibilita la difusión de mi trabajo literario. Es una herramienta valiosa de darse publicidad como autor, de conocer y leer a otros autores.
A través del internet, por ejemplo, conocí a mi traductor en inglés, el poeta y editor angelino David Shook, quien me ha dado a conocer en el mundo en revistas y libros. También a través del internet se puede conseguir mi libro electrónico “Las Espinas del Amor”, en edición trilingüe, publicado por Restless Book en 2015. Sin el internet no hubiera podido escribir mi más reciente libro, que por cierto no encuentro quién me lo publique, “40 Poetas del mundo traducidos al zapoteco”, que contiene 111 poemas tomados del internet, donde aparecen autores como: Marina Tsvetáyeva, Carol Ann Duffy, Baudelaire, Czeslaw Milosz, Dylan Thomas, Cummings, Eliot, Bukowski, Pessoa, Ungaretti, kavafis, Sakutaro Haguiwara, Yehuda Amichaí, Kenzi Miyazawa.
El internet, sin duda, es una herramienta fundamental que los escritores deben de aprovechar para crecer teóricamente, intercambiar experiencias con otros autores y difundir su obra.
3. ¿Qué significa ser "Mexicano" para usted? ¿Qué tanto es su nacionalidad un marcador importante de su identidad?
Me siento más binnizá (zapoteco) que mexicano. Nací en el charquito de vida de la cultura zapoteca, que pertenece a un territorio nacional de 56 grupos étnicos llamado México, por tal razón, soy mexicano. Sin embargo, antes que mexicano, me considero binnizá-zapoteco. Siento orgullo de pertenecer a una cultura comunal, una cultura que es guelaguetza, de hermandad, de apoyo mutuo, de respeto a la naturaleza, al medio ambiente y al hombre, que el mundo neoliberal no ha logrado destruir del todo.
Este es el México verdadero que debemos de recuperar, un país multicultural, de pueblos indígenas con sentido comunitario, de simbiosis con la naturaleza, de respeto a la tradición, que procuran una vida auténticamente plural y justa.
No me siento orgulloso del México actual, en manos de políticos corruptos que obedecen ciegamente al poder económico local y extranjero, que impone a mi país un modelo económico basado en la maximización de la ganancia, el productivismo, el consumismo, el individualismo y la competencia, valores que son ajenos al México ancestral profundo. Yo no puedo sentirme orgulloso de esa bandera que es opuesta a la convivencia justa y floreciente.
El nombre de mi pueblo en mi lengua es: Guidxiguie’quichi’, Ixtaxochitlán en lengua nahua, que significa: Lugar de las Flores Blancas. El rey zapoteca Cosijopí, fundó nuestra ciudad en 1480, y hemos caminado y echo la vida con sudor y amor, que nuestra historia, cultura y lengua, revelan lo que somos: un pueblo de campesinos, pescadores, artesanos, comerciantes y obreros, que comen armadillos, conejos y chachalacas horneados, que comen el molito rojo de camarón o de res o de cerdo; el guisado picante de iguana; y que beben el chocolate con marquesote, el “bupu” o atole de espuma, y el atole de elote. Aquí las mujeres son bordadoras de preciosos trajes regionales y dueñas del mercado y el comercio. Los homosexuales no son discriminados por su preferencia sexual. Aquí veneramos y convivimos con nuestros muertos en Todos Santos y en la fecha del Domingo de Ramos. Aquí amamos y festejamos a los dioses o santos protectores nuestros, con fiestas que duran toda la noche, llamadas Velas. Esto es lo que soy, mi identidad, desde la cual escribo.
4. ¿Ha habido un momento que cambió su vida para siempre? Por favor, díganos sobre él.
Nací en 1958 y viví hasta los once años en Juchitán, en 1969 me fui, sin mi consentimiento, a vivir a la ciudad de México, donde cursé mi último año de educación primaria y todos los estudios que me formaron como maestro del nivel de enseñanza media. Sabía hablar casi nada el español cuando llegué al Distrito Federal, y como no podía platicar en español, no hice amigos, y como no tenía con quién platicar en la lengua zapoteca, que era la lengua que yo dominaba, me puse a platicar conmigo mismo en zapoteco, escribiendo en libretas, que después fueron la base de mi primer libro de poemas. La suerte hizo que conociera a dos grandes hombres, los finados: Macario Matus y Carlos Montemayor. El primero, siendo director de la Casa de la cultura de mi ciudad, publicó en 1986 mi primer poemario: “Palabras descalzas”; el segundo, un gran escritor y promotor cultural, me publicó mi segundo libro en 1994: “Como un sol nuevo”, y me otorgó la primera beca nacional para escritores en lenguas indígenas. Estos son, creo, los tres momentos que cambiaron mi vida hacia la literatura.
5. ¿Hay un poema o un cuento que le da escalofríos por su espina dorsal no importa cuántas veces se ha leído?
Es un poema del irlandés William Butler Yeats, que Manuel Soto tradujo al español, “¿Y ahora qué?, un poema de 4 estrofas que concluye así: "La obra está terminada", pensó ya de anciano,/"De acuerdo con mis planes juveniles;/Y que rabien los necios, yo en nada me desvié,/ Algo llevé a la perfección";/Pero aún más fuerte cantó el fantasma: "¿Y ahora qué?".
Me hace pensar, que somos nada en la vida, y menos somos cuando nos alejamos de nuestros semejantes con tal de obtener beneficio individual y gloria. Es un poema que reafirma el sentido comunitario de la vida, que lo único relevante es el bien que hagamos a la sociedad, tal como lo conciben los zapotecas. Que cada quien cante su propia canción sin lastimar o sacar provecho a nadie.
6. ¿Cuál es la relación entre el español y el zapoteco en su obra literaria y la vida cotidiana?
Cuando estoy con mi familia o en mi pueblo hablo en lengua diidxazá-zapoteco, solamente hablo español cuando mi oyente no sabe mi lengua. En la vida cotidiana, entonces, hablo indistintamente zapoteco o español.
Como poeta escribo en diidxazá, nunca en español. ¿Por qué? porque es la lengua que domino, en esta lengua pienso y explico mi mundo. Desde luego que para alcanzar un público mayor, ampliar el horizonte de lectores, quienes escribimos en lengua indígena, nos obligamos a traducir nuestras creaciones al español.
La relación entre el español y las lenguas indígenas en México es brutalmente desigual, hoy en día veo con suma preocupación cómo las lenguas indígenas experimentan un proceso acelerado de degeneración y extinción por la falta de políticas públicas gubernamentales que favorezcan su permanencia y desarrollo, y por el uso exclusivo del español en las escuelas y en los medios de comunicación. De allí la importancia de los escritores en lenguas indígenas, que dan vida a su lengua y cultura a través de la recreación del lenguaje: recuperando y reviviendo palabras antiguas, recreando y renovando las palabras existentes, creando nuevas palabras, es decir, salvando su lengua del empobrecimiento y desaparición. A pesar de las condiciones actuales adversas, nuestras lenguas encontrarán el camino para seguir vigente en este mundo caótico y cambiante, los escritores indígenas tenemos mucho que aportar en ese camino.
7. ¿Cuáles proyectos literarios tiene en mente para el futuro?
Escribir mi próximo libro de poemas con la sabiduría que he adquirido en los últimos años, porque llevo más de cinco años sin escribir un poema, me he dedicado a escribir relatos y traducir poemas de escritores renombrados, acabo de terminar un libro que lleva por título: 40 poetas del mundo traducidos al zapoteco. Son experiencias magníficas que me ayudan a crecer en el arte de escribir.
Tengo actualmente cinco libros inéditos, por lo que mi otro proyecto es encontrar una institución o casa editorial que me publique.
Vivo apasionado por la literatura, porque además de servir para dejar inmortalizada una vivencia, y ayudarnos a pensar y sentir el mundo común con nuevas perspectivas, sirve para mantener incólume una lengua, una cultura.
If you are the site owner, please renew your premium subscription or contact support.